lunes, 4 de enero de 2010

Año Nuevo...¿Vida Nueva?



Señores lectores mi intención no es quitarles la ilusión a propósito de la tradicional celebración de año nuevo. Todo lo contrario. Pero para que se entienda e independiente de los buenos deseos. Me asombra ver como mucha gente sitúa sus anhelos de felicidad en el futuro.
Llega un nuevo período y con él se abren las esperanzas de que todo sea mejor. Es como si siempre la felicidad estuviera uno o varios pasos más allá. Como si se tratara de algo que está por alcanzarse pero que por una u otra razón fuera escurridiza.
Me acuerdo de algunos viajes, de cuando tenía la meta de llegar a tal punto. Y lo alcanzaba. Pero cuando estaba ahí, pensaba que el lugar de más allá podía ser más interesante. Como si acaso allí encontrase la magia que andaba buscando. Y a todo esto no gozaba en plenitud del viaje mismo.
Lo mismo ocurre hoy con la visión que algunas personas tienen de sus vidas. "¡Ojalá llegue pronto el día en que pueda tener tal auto, aquella casa, ese computador , ganar tanto dinero, eso u esto otro!" Y nuevamente la felicidad se disfraza de proyecto, incluso para los que ya tienen todo aquello. Hasta se pueden morir esperando.
La pregunta entonces es ¿Para qué esperar? ¿Cómo no disfrutar lo que ya tienes en el aquí y el ahora? ¿Por qué buscar afuera y no dentro de uno mismo? De hecho nadie sabe a ciencia cierta qué le puede ocurrir mañana ni cuál es su tiempo.
Lo dicen las enseñanzas orientales: ¡vivir el presente! Lo hacen los terapeutas o los coachs: trabajar con los recursos y herramientas que cada persona tiene consigo. Lo dice el cristianismo: Amar a Dios por sobre todas las cosas. Y la divinidad trasciende el tiempo (si es que lo hay). Es presente, pasado y futuro.
Dios es Amor. Y como seres divinos se puede disfrutar constantemente de ese Amor. Digámoslo de otra forma: Es algo propio de la naturaleza humana. ¿Para qué buscar afuera entonces y no dentro de uno mismo aquí y ahora?
En la medida que se satisfacen anhelos materiales el umbral de satisfacción va cediendo. "Al fin tengo esta casa, este súper auto o esta prenda de vestir". Pero claramente al cabo de unos días el efecto de esa inyección de felicidad decae. Es lo mismo que ocurre con las drogas. Se necesitan en mayor cantidad cada vez que se las consume. "¿O no será que ese otro vehículo tiene más virtudes que aquel que recién adquirí?" "Entonces ahora voy por ese o tal vez por el modelo que está por salir." Y volvemos a lo mismo.
El AMOR en cambio es TODO. Por lo tanto con El basta. No tiene límites.No se compra, no se vende o se entrega en cómodas cuotas. Simplemente está. Y como es TODO está en todos. Así de simple
No digo que uno no pueda tener proyectos y planificar. Claro, las ideas antes de materializarse son precisamente ideas. Pero el camino se puede disfrutar tanto como el destino. ¡Y quizás más! Y si el Amor es el destino final para qué situarlo en el futuro si ya está en cada uno de los seres humanos. Es cosa de abrir los ojos y el corazón.
¡Felicidades!