Pese a lo que dejó, la esclavitud aún no ha sido abolida. Han transcurrido más de 2 mil años desde la muerte de Espartaco (71 A.C) pero lo que ha cambiado es sólo la relación de dependencia. En ese entonces los señores eran los patricios, los grandes comerciantes o terratenientes. Hoy, muchos han optado por ser individuos serviles de si mismos.
De qué libertad pueden hablar quienes son adictos a las drogas o el alcohol. Claro es lo más obvio. Pero de qué libertad ,puede uno preguntarse, pueden hablar aquellos que son víctimas de sus propios apegos. Del consumismo, las obsesiones, el odio, el hedonismo, etc. Estas son las cadenas del self. Cristo lo decía: "Dejadlo todo y seguidme". En mi interpretación no se refería a una amenaza para definir quienes llegaban a su Reino o no. Es tan simple: Se trata de conectarse con el corazón. Ser en el Amor que está ahí, dentro de cada cual y no en las posesiones materiales, en las jerarquías, la jactancia, el orgullo o el ego. Los budistas lo plantean de un modo distinto pero apuntan a lo mismo: Para alcanzar la iluminación es necesario desprenderse de los apegos, que a la postre son la causa fundamental del sufrimiento. En el fondo hacen una invitación a liberarse, pero de las mismas trampas que UNO se pone.
Y nunca es tarde para lograrlo. No importa cuan arraigados estén los apegos. Espartaco fue hecho prisionero cuando niño. Pero él siempre tuvo la convicción de que su situación podía cambiar. Y lo logró, no sólo desafiando al mayor imperio que la Tierra haya conocido, sino que poniendo en jaque la estabilidad de toda la península itálica. Al final murió, pero murió siendo libre