Parece un camino sin retorno. Poco a poco van quedando atrás los viejos conceptos sobre la rigidez del cerebro. Que el habla, los movimientos, la vista, el oído e incluso los pensamientos ocupan una ubicación precisa dentro de este órgano: Sí. Que se trata de una condición inmutable: ¡NOOOOOO! Las evidencias suman y siguen.
Recientemente un equipo de investigadores del Instituto de Neurología Cognitiva de Buenos Aires demostró que algunos pacientes en estado vegetativo pueden aprender. El experimento consistía en soplar aire dentro de sus ojos, estímulo que se asociaba a un sonido en particular. Después de repetirse en algunas ocasiones dicha situación, los sujetos -gracias al sonido- lograban responder anticipadamente al estímulo del aire moviendo el ojo. No mostraban la misma respuesta aquellos pacientes a quienes se les aplicaba anestesia general.
¿Quién hubiera dicho hasta hace unos años que estas personas podrían haber respondido de tal forma y, en consecuencia, evolucionar? Experimentos de este tipo plantean nuevos desafíos. Poco a poco van surgiendo nuevas esperanzas para aquellas personas que tienen lesiones vasculares o que han sufrido otro tipo de accidentes. Aún queda mucho por trabajar y descubrir. Lo cierto es que inevitablemente la teoría del localizacionismo (que plantea la rigidez del cerebro) va perdiendo terreno. Algunos de estos avances se describen en el libro de Norman Doidge "El cerebro se cambia a si mismo", una suerte de recopilación de los trabajos de algunos adelantados en esta materia.
Y si este órgano es capaz de moldearse para efectos motrices y funcionales ¿Cómo no pensar entonces en su capacidad de cambio para dejar atrás las emociones negativas o las creencias limitantes? Superar las depresiones, la ansiedad , el estrés sí es posible. Es cuestión de idoneidad y perseverancia . Hoy en día se habla cada vez con más familiaridad de resilencia . No es casualidad. Y para muestra un botón. Los invito a ver este video que muestra el caso de una niña que hoy vive casi normalmente con sólo un hemisferio de su cerebro. A ver qué dicen algunos diostores o los seguidores de Santo Tomás: